Esa sensación en la que tu Ama prueba unas nuevas botas de suela dura y te elige a ti como víctima. No sabes lo que va a hacer, hasta que ves que te obliga a extender tus manos en el suelo. Empieza a andar de un lado para otro, pisándote las manos, sin piedad. Solo puedes estar agradecido a Madame Marissa, no tienes derecho a quejarte.
Siente el peso de tu Ama en tus manos
Comments: 0Oktober 21st, 2016 by alex